por Clr PS Analia Forti
Si bien el diálogo socrático fué desarrollado por el filósofo Sócrates en la antigua Grecia, cuando mediante preguntas y cuestionamientos buscaba la reflexión del interlocutor, teniendo como objetivo que este tuviera en cuenta otros puntos de vista (diferentes al sostenido por él), ampliando así el conocimiento y dando a luz una verdad, Viktor Frankl es quien ha desarrollado el diálogo en un sentido socrático, como parte fundamental de su método psicoterapéutico, que es la Logoterapia.
La logoterapia se centra en que la persona se haga consciente de su propia libertad de decisión, respondiendo ante sí misma por su vida y asumiendo la angustia que la libertad conlleva.
Esta responsabilidad se relaciona con el estar abierto al mundo de manera auténtica, con los valores y con encontrarle un sentido a la vida.
En Logoterapia, el diálogo socrático, forma parte del estilo del encuentro terapéutico y por medio de preguntas, señalamientos y descripciones, se ayuda al consultante a tomar consciencia de su libre voluntad, facilitándole que dé respuestas por sí mismo a lo que la vida le plantee.
Una vez que el consultante se hace consciente de su libre voluntad, puede utilizar sus posibilidades para una vida más auténtica y plena de sentido.
El diálogo socrático en Logoterapia es el instrumento que emplea el facilitador en búsqueda del sentido.
El diálogo socrático, al confrontar al consultante con su actitud inauténtica e irresponsable, utiliza la ironía y la ingenuidad, para facilitarle la consciencia de lo limitante de su actitud, poniendo en jaque su postura actual.
Para que el encuadre logoterapéutico resulte adecuado, es precisa por parte del facilitar una actitud socrática, frente a sí mismo y frente al consultante (predominando la autenticidad y la disposición amorosa de entrega al otro). El facilitador debe tener el corazón abierto hacia la persona del consultante y acogerlo en su sufrimiento, confirmándolo no solo en su aquí y ahora, sino también en sus posibilidades de ser. La técnica debe ir acompañada de la actitud amorosa.
En mi experiencia profesional en consultorio, he comprobado que la logoterapia y el diálogo socrático, facilitan la consciencia de la propia libertad del consultante.
He comprobado como el abordaje confrontacional del diálogo socrático, moviliza al consultante a llegar a ser una mejor versión de sí mismo, cuando hay aceptación, tolerancia y respeto por parte del facilitador a los ritmos y tiempos del consultante y del proceso en sí mismo.
La persona del facilitador aprende a confiar en la persona del consultante, con todo lo que trae y con su ser posible. En tanto el consultante, al ir confiando en la persona del facilitador se vá permitiendo salir al mundo dejándose ver, aún con la angustia del dejarse ver pero saliendo al encuentro del que tiene enfrente.
Estoy convencida desde mi experiencia, que el diálogo socrático, con todos sus aspectos metodológicos y actitudinales ( actitud socrática, pregunta socrática, señalamiento socrático), resultan claves para disparar en el consultante nuevas captaciones de la realidad y lograr cambios profundos de actitud con menor temor, permitiendo que el consultante se abra a la experiencia de la búsqueda del sentido.
Clr PS Analia Forti
Mi agregado:
MAYÉUTICA: Término procedente del griego "maieutiké techné" (el arte de la comadrona) que fue utilizado por Platón para referirse a la segunda fase del método de investigación de Sócrates, comparando el arte de las comadronas con esta fase del método socrático, con la que pretendía ayudar a dar a luz a la verdad.
El método socrático era un método práctico basado en el diálogo, que constaba de dos fases: la ironía y la mayéutica , y con el que, a través del razonamiento inductivo, se podría esperar alcanzar la definición universal de los términos objeto de investigación. Con la ironía Sócrates pretendía hacer ver a su interlocutor su ignorancia, condición para poder investigar algo. Con la mayéutica, buscar una definición cada vez más universal del objeto de investigación, es decir, dar a luz a la verdad.
1 comentarios
Ese texto corresponde a mi artículo publicado en la revista Avances en Psicología Vol. 23 Número 1, Año 2014, por lo que debe ser citado como corresponde, de lo contrario comete plagio.
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